viernes, 22 de junio de 2012

El puente de San Luis Rey



·  The Bridge of San Luis Rey
·  Thornton Wilder [EU]
·  Primera edición: 1927
·  Novela  corta

Hay quien dice que, por mucho que nos esforcemos, jamás sabremos nada de los que tanto nos importa saber, y que el hombre es para los dioses lo mismo que la mosca que mata el niño un día de verano; pero hay también quien dice que ni una sola pluma pierde el gorrión que no hay hecho caer el dedo del señor.

Creo que no soy una figura solitaria al declarar que me aburre lo que huela a religión. No estoy buscando eso en mis incursiones literarias, y ocasionalmente llego a sentir cierto prejuicio por los textos que basan su premisa en la divinidad —sobre todo, por cuestiones geográficas, en la cristiana o católica. Hace poco tiempo me enfrenté a un poeta llamado Gerard Manley Hopkins, a quien juzgué terriblemente temprano por esta causa; y bueno, con títulos como Belleza pía o La grandeza de Dios, verán a lo que me refiero. Pero hay ocasiones en que detrás de esa mascarada, que podría parecer tan obsoleta en nuestros tiempos, se encuentra una historia cuya belleza trasciende las barreras de la religión en que se basa; e incluso parece proclamar que Dios se encuentra en otro lugar, no en donde solemos buscarlo, y que es un ente sin rostro, muy parecido al destino.

El libro llegó a mí por una razón tan simple que parece insultar. Necesitaba cambio de un billete grande. El nombre sonaba familiar, el precio era irrisorio y la encuadernación parecía de fiar. Después comencé a tener problemas dilatando mi curiosidad por él. Se veía tan corto que daban ganas de hincarle el diente aun a la mitad del semestre escolar, y eso fue lo que terminé haciendo en el periodo de un fin de semana lento. La historia abre con la crónica de una misión experimental: la de un fraile en busca de una muestra clara de su Dios. Como el libro relata desde su oración inicial, el 20 de julio de 1714 el puente de más renombre en la colonia Peruana se vino abajo, reclamando las vidas de 5 personas. Fray Junípero, un testigo de los hechos, se embarca en pos de derribar el aparente azar de este hecho. Quiere demostrar, con pruebas matemáticas y teológicas, que estos 5 personajes tenían una razón para morir dentro del plan divino. De este modo, y aunque el resto de la novela no es la aventura de Fray Junípero, la raíz de la historia es la búsqueda de un sentido, de un Dios. A pesar de esto, y de que la iglesia se inmiscuye varias veces en la narrativa, el desarrollo nunca se siente forzado. La figura prominente no es Jesús, ni su crucifijo, sino algo mucho más universal: la redención y el amor.

Contempló la silueta dentada de los Andes, y los raudales de estrellas que surcaban eternamente el cielo; y por milésima vez vio, suspendido en el aire, el grácil fantasma de ojos dulces y voz de plata, que por milésima vez le murmuraba: “Vuelve pronto…”

El lenguaje, más allá de algunos arcaísmos atribuibles a su locación cronológica, es fácil de entender, y sobre todo muy rápido. Como ya he mencionado, la extensión de la novela la hace ideal para una lectura rápida. Esto no es, de ninguna forma, decir que sea un libro para leerse rápido y olvidar de igual modo. Esto sucede porque es una historia que busca dejar un mensaje, y lo logra espléndidamente a través de una constelación de personajes muy representativos de la América colonial. Por esto, considero que el libro es más cercano a nosotros, hispanohablantes, de lo que podrá jamás ser para un estadounidense, a pesar de haber sido escrito por uno. Wilder incluso, demostrando sus dotes de investigación y sus viajes, incluye un par de personajes con fundamento histórico. La trama y sus tiempos son ficticios, pero todo resulta verosímil e incluso entramado con la realidad de esas colonias en donde la religión y las costumbres dictaban por encima del corazón.

Otro aspecto de este libro es su relativo estatus como one-hit-wonder. Al menos dentro del gran canon literario, no hay otro libro de Thornton Wilder con un impacto similar. Mi edición viene con una nota introductoria extremadamente halagüeña, en la que el traductor habla de las dotes innegables del autor; incluso apuntando que su novela subsecuente, La mujer de Andros, podría considerarse mejor a esta. Sin ridiculizar su punto de vista, pues es muy difícil hacer juicios de valor en tiempo presente, es obvio que los años lo han probado equivocado. Nunca he visto una copia de La mujer de Andros, y Amazon, la todopoderosa tienda en línea, sólo posee 2 ejemplares en existencia. No veo esto como un fracaso, o un golpe de suerte. Me parece más bien que Wilder era un buen escritor, cuyo interior contenía una novela enorme. Suele pasar, y podría parecer triste, pero es mejor que esta novela exista. Y créanme, a pesar de sus menos de 200 páginas, no es un legado nada despreciable.

Al contrario, es la clase de libro que cualquiera puede aspirar a escribir un día. Una historia redonda, con personajes bien moldeados, una trama enredada de la mejor forma, sin tropiezos, y pasajes que combinan a la perfección lo que tanto nos gusta en las letras: la suavidad, el misterio, el dolor, el júbilo, el humor —cuyo manejo es sorprendentemente sutil—, la belleza gráfica, y el realismo. Todo en beneficio de un mensaje exquisito, y sobre todo cierto, aunque nos duela aceptarlo en este mundo tan crudo en que vivimos. A veces pareciera que la vida obsequia al más oportunista, o que la única salida del gran enredo cósmico es convertirse en una piedra; cerrarse a los sentimientos. Pero no es así, nos dice éste libro, hay un mejor propósito. Uno que puede limpiar toda mancha del historial de nuestro lívido, frágil existir, que trasciende la historia, las fronteras, y hasta a Dios mismo:

Hay un país de los vivos y un país de los muertos, y el puente entre ambos, la única cosa que subsiste, lo único que cuenta, es el amor.

¿Ustedes lo creen? Yo sí. Con todas las caras que éste pueda presentar. Es nuestra única puerta a la tranquilidad real aunque, como todo, tiene un lado oscuro; cual el afluente de un río profundo, tragando los restos de un puente de juncos.

Yoyo USA (Audiolibro): $148
Factoría: $170
Emecé: $61
Disponible en:
- Gandhi
- El Sótano
- Porrúa
- FCE

Nota: Gandhi y FCE sólo manejan audiolibro, personalmente (siendo un purista) prefiero versiones impresas. Además son del mismo precio o más económicas en éste caso.

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