miércoles, 20 de marzo de 2013

Dientes blancos


  • White Teeth
  • Zadie Smith [Inglaterra]
  • Primera edición: 2000
  • Novela
⋆⋆⋆⋆

Ya va siendo tiempo de que la gente escuche la verdad sobre las mujeres hermosas. No resplandecen mientras bajan escaleras. No descienden, como alguna vez se supuso, de las alturas, sin estar sujetas a nada más que a un par de alas. Clara era de ‘algún lado’. Tenía ‘raíces’.

Este fue el primer libro que leí este año, y no le había dedicado su reseña debida porque, bueno, es grande, complicado, y no se ofrece muy bien para el resumen. Es un ejemplo capital de un género que se ha desarrollado notablemente en las últimas dos décadas, y que personalmente me atrae como no tienen idea: las sagas familiares torcidas de más de 500 páginas. Me encantan, he de decirlo, por su ambición. Son las huellas de novelistas entregados, dispuestos a desnudar aspectos sociales bastante crudos y a exponer las minucias acuciantes de la vida en este cambio de siglo. Pero lo que es mejor, las situaciones no están pintadas con una seriedad burguesa excesiva, sino que se atreven —en los casos más honrosos, como éste— a bromear, a jugar con la forma de la novela, a ser libros propositivos, divertidos y accesibles.

Como dato personal, estuve a punto de no comprarlo debido a su precio, y es que no compré una edición económica. Ese día —algunos conocerán el sentimiento— salí decidido a comprarme un libro bonito, al precio que fuere. Pero al verlo allí y tenerlo en las manos comencé a negociar: “si lo dejo, puedo comprar 2 nuevos baratos o 5 usados…” Pero pudo más el antojo inicial, y me alegro, porque de verdad es un libro espectacular. A grandes rasgos, trata de dos familias en el Londres del siglo XX, pero resulta que estas familias representan un conflicto inevitable dentro de este mundo británico de después de la Colonia. Una familia tiene raíces jamaiquinas y la otra bengalís; el libro trata sobre la forma en que ellos —ciudadanos de acuerdo al papel, mas inmigrantes culturalmente— se integran y se inmiscuyen con la sociedad inglesa. Trata de como la religión se mezcla con el racionalismo, y de cómo los errores del pasado, errores cometidos en tierras muy lejanas, pueden regresar a cobrarte las cuentas.

“¿Nunca te has preguntado por qué nunca se fija en ti?”
“Porque soy fea. Y gorda. Y con un afro.”
“No, idiota, porque eres todo lo que él tiene. [….] Él no sabe quién es. Pero tú sí lo sabes, al menos un poco, y conoces todos sus lados. Él necesita eso. Tú eres diferente.”
Irie puso los ojos en blanco. A veces quieres ser diferente. Y a veces darías todo el pelo en tu cabeza por ser como los demás.

En 1975, Archie Jones, ya un hombre maduro, falla en un intento de suicidio. Decidido a creer que ello fue una señal del destino, decide rejuvenecerse un rato, y entra a una comuna hippie por un trago. Allí, por obra del destino, conoce a la jamaiquina Clara Bowden —una joven de pasado miserable, belleza desgarradora y dientes postizos debido a un accidente de tráfico. Siendo ambos personas rechazadas, terminan por casarse. Pero no todo es tan fácil, ni siquiera cuando los hijos llegan y se mudan a una casa bonita, suburbana. Las raíces de Clara condicionan la vida de la familia, y la presencia de su madre —una fanática testigo de Jehová que no aprueba el matrimonio— permanece flotando en la habitación como un gran fantasma. Lo mismo sucede con la familia bengalí de los Iqbal, de la cual el padre es el mejor amigo de Archie. En este caso su religión es musulmana, pero las raíces tienen su mismo efecto. El mayor de los Iqbal busca que su familia permanezca atada a la tradición, y el choque que ésta tiene con la cultura inglesa termina por hartar y torturar a sus dos hijos. Al mismo tiempo, su matrimonio arreglado y tradicional se revela como un desastre, y se ve tentado a cometer adulterio, lo cual perdería su alma para siempre.

Si suena enredado es porque lo es. La división de los capítulos es muy inteligente, puesto que establece los años que serán manejados en cada sección del libro (hay cuatro secciones, con capítulos y subcapítulos internos). La novela, de este modo, no salta de un lado a otro ni marea al lector, sino que lo lleva claramente por el camino de la influencia paterna y cultural sobre las generaciones nacidas en las últimas décadas del siglo. Dientes blancos nos hace ver que vivimos en un mundo cambiante, y que no todos están hechos para enfrentarse a él. También hay una crítica dura, y escenificada de forma conmovedora, contra la cultura de masas en la cual la belleza femenina debe ser delgada y de cabello perfecto. En torno a este conflicto, especialmente crudo para una chica de origen africano y complexión curvilínea, se teje la mejor parte del libro: la dedicada a la hija de Archie y Clara, llamada Irie. Esa chica es todo un personaje, puesto que “se tragó un diccionario y una alcantarilla al mismo tiempo”. Esto es decir que es rebelde, voluntariosa, pero también inteligente y despierta a los aspectos más sensibles de la vida. Traten de no terminar queriéndola, los reto.

Es curioso y escalofriante que la novela se haya publicado en el 2000, puesto que el año siguiente vería acontecer un evento terrible, desencadenado por la especie de fanatismo religioso que permea estas páginas, y contra el que Smith tanto parece prevenir. De un modo un tanto cruel, el mundo real ha demostrado la validez de las ideas planteadas en la novela, que a pesar de su rudeza se leen en ella de un modo hasta dulce, juguetón, memorable. Estoy seguro que es de esos libros que se disfrutan con la relectura, y se enriquecen de ella, pero si debiera buscarle una moraleja basándome en una lectura diría que el libro busca sugerirnos —de un modo muy noble y conmovedor, por medio de personajes humanamente imperfectos y de culturas variadas— que dejemos de lado las amarras, y nos atrevamos a vivir por nuestra cuenta, sin más impulso que nuestro bienestar, nuestro amor y nuestras convicciones. Pero también que aprendamos a mirar hacia afuera, aceptando la otredad, manteniendo siempre en cuenta que no estamos solos y que nuestras ideas no son sagradas, que el mundo es una red interminable de la cual sólo somos un eslabón humilde, y que lo mejor que podemos buscar es una vida basada en el momento presente, en la cual encontremos aunque sea una rebanada modesta de felicidad.
“¿Sabían que así son otras familias? [….] Sin mezquitas. Quizá una pequeña iglesia. Apenas algún pecado. Montones de perdón. Sin áticos. Sin mierda en los áticos. Sin esqueletos en la despensa. Sin antepasados. Les apuesto veinte libras a que Samad es el único en este autobús que sabe cuánto medía la pierna de su maldito bisabuelo. ¿Saben por qué? Porque no tiene ninguna jodida importancia. Hasta donde ellos saben, es el pasado. […] Así son otras familias. No son auto-complacientes. No van por ahí, deleitándose, regodeándose en el hecho de ser totalmente disfuncionales. No pasan su tiempo tratando de hallar formas de hacer sus vidas más complejas. Sólo siguen adelante. Bastardos suertudos, pienso. Malditos bastardos suertudos.”

 Quinteto: $97
Salamandra: $450
Disponible en:
-Gandhi
-El Péndulo

Por cierto, esta novela estaba listada en nuestra entrada 50, dentro de los mejores inicios para un libro. Lo mantengo, te engancha de inmediato; y así es gran parte del libro, un festín de risas trágicas, de lágrimas dulces.

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