He de admitir que me hallo en problemas
para hacer esta biografía. No es por falta de material o interés, sino porque
Jakob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1759 —ambos nacidos en Hannau y fallecidos en Berlin) Grimm no fueron propiamente escritores. Eso me limita un
poco, pero por otro lado me da una historia que contar. Cuando somos pequeños,
y digo esto sin miedo a equivocarme, los cuentos de los hermanos Grimm siempre
están presentes en un volumen grande, de pasta dura, ilustrado con aparentes
acuarelas. Incluso aquella gente que no gusta de la lectura puede recitar la
trama de Blanca Nieves o Cenicienta sin problema alguno. Mas
cuando uno crece y comienza a interesarse por otros libros, es imposible pasar
por alto que se dice excepcionalmente poco acerca de esos “Hermanos Grimm”
quienes firman tantas de nuestras historias predilectas. Cuando uno lee cuentos
de pequeño, pregunta cosas sobre ellos, pero también sobre los autores. Y Julio
Verne le atinó por casualidad a la velocidad adecuada para escapar de la
atmósfera terrestre; y Oscar Wilde fue llevado ante la justicia por ser
demasiado libre para su época. Pero no hay datos así de los Grimm. ¿Qué decir
sobre ellos, entonces?
Los Hermanos Grimm son uno de esos casos
raros en la historia de la literatura en los que el legado es todo lo que hay
que decir sobre el artista; ambos se conjuntan de manera intrincada e
irresoluble. ¿Y cuál es ese legado? ¿Cuentos bonitos? Sí, claro, en parte.
Muchos de nosotros no estaríamos ahora aquí, hablando y leyendo sobre libros,
si sus historias no nos hubieran seducido hacia el arte narrativo. Pero también
está el porqué de los cuentos bonitos, y el hecho de que esos volúmenes grandes
e ilustrados que hay en nuestras casas a menudo no contienen las versiones
originales de los Grimm. La motivación de los hermanos era más cultural que
artística, pues buscaban recopilar —no crear— las historias folclóricas de
Alemania. El problema es que el folclor cambia y se adapta de acuerdo a cada
contador de cuentos. Los burgueses no incluirán demasiada vulgaridad, mientras
que los populares se desvivirán en describir el sexo y la violencia con pelos y
señales. El trabajo de los Grimm era crear una versión estándar del cuento en
turno, y era una misión realmente dura. Tanto así que, aun hoy, es difícil ponerse
de acuerdo sobre cuál versión del cuento (los editaban varias veces) es la más
fiel y completa.
Cuando
se verificó la boda, fueron las falsas hermanas a acompañarla y tomar parte en
su felicidad, y al dirigirse los novios a la iglesia, iba la mayor a la derecha
y la menor a la izquierda, y las palomas que llevaba la Cenicienta en sus
hombros picaron a la mayor en el ojo derecho y a la menor en el izquierdo, de
modo que picaron a cada una un ojo; a su regreso se puso la mayor a la
izquierda y la menor a la derecha, y las palomas picaron a cada una en el otro
ojo, quedando ciegas toda su vida por su falsedad y envidia.
En caso de que no lo conocieran, he ahí
el final que los Grimm en verdad dieron a Cenicienta
en su primera edición de cuentos, en 1812. De ahí a 1857 se publicaron 7
ediciones distintas de la colección. Algunas servían mejor a los fines
recatados de la burguesía, mientras que otros suavizaban los actos de sexo y violencia
para que niños pudiesen leer el libro. Porque han de saber que no siempre fue
así; el fin de la primera edición era la divulgación cultural y filológica, no
el entretenimiento infantil. De este modo, y ya que los Grimm a menudo recolectaban
sus historias de las lenguas crudas de plebeyos, Rapunzel y su Príncipe tenían
un encuentro sexual explícito en lo alto de su torre, y la princesa de La princesa y el sapo no besaba a su
animalesco príncipe, sino que lo estrellaba contra la pared. Otros cuentos,
como el brevísimo Dios te socorra (link
al final), son de una resequedad y crueldad que caracteriza a las leyendas
didácticas de tiempos medievales más que a las historias lindas que un niño
recibe antes de dormir. Pareciera ser que se dieron cuenta del potencial infantil
y artístico de estas rudas historias con el pasar de los años, ya que los
editaron de manera incansable —algunas historias recibieron un tratamiento tan
extensivo que terminaron por ocupar el doble de espacio en la edición del ‘57
que en la del ‘12.
Entonces, ¿qué pensar de los Hermanos
Grimm? Es cierto que los elegimos como escritores del mes porque abril es mes
de cuentos e historias cortas; cosa que es inseparable de los Grimm, a pesar de
que no crearon sus historias. Quizá lo más lindo es considerar por qué, cuando
estábamos ante la hoja de papel que lleva nuestro calendario de escritores,
cuando llegamos a abril supimos que ellos eran la primera opción. Puede ser que
no sean los mayores artistas de la pluma, ni hayan creado sus tramas con su
propio poder imaginativo, pero tienen una relevancia literaria y espiritual
innegable. Literariamente, forman parte esencial de la cultura folclórica y lingüística
alemana (intentaron también publicar un monumental diccionario, pero murieron
antes de acabarlo del todo) y de la tradición del cuento universal, así como
del romanticismo de su época, ya que sus historias provienen del ambiente
bucólico y medieval que tanto atraía a Byron, Goethe y compañía. Y la
influencia espiritual, bueno, es está en todos nosotros…
No sé qué hayan sentido ustedes cuando
descubrieron las versiones originales de los cuentos de los Grimm. Por mi
parte, al principio me dolió la infancia un poco, pero después supe que no
importaba tanto. El hecho de que las hermanastras de Cenicienta sean atacadas
por palomas sanguinarias pre-Hitchcock no arruina los momentos de mi infancia
en que me entretuve leyendo el cuento en su versión infantil posterior. Al
contrario. El hecho de que las historias de los Grimm sean parte del folclor
significa que han sobrevivido por siglos de boca en boca, y por lo tanto pueden
soportar cualquier cambio, adición o reinterpretación. Son universales y me
atrevo a decir que inmortales. Y sea que seamos adolescentes/adultos cínicos y busquemos
reírnos un poco de desgracias sangrientas, o que seamos infantes descubriendo
los caminos de la fantasía y el romance clásico, los Hermanos Grimm dejaron un
legado que nos acompaña, siempre, como un halo de polvo misterioso y mágico que
circundara a un bosque, un castillo, una manzana, un beso.
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