-Suzanne Collins
-Primera edición: 2008, 2009, 2010
-Novela rosa+sci-fi=young-adult
⋆⋆Los
Juegos del Hambre
⋆En llamas
⋆⋆Sinsajo
⋆En llamas
⋆⋆Sinsajo
(Nota: esta reseña me quedo larguísima, pero tengan en cuenta que
abarco tres libros.)
Quieran creerlo o no, yo no
soy una persona que lea con odio. Con muy pocas excepciones, no comienzo un
libro buscándole todo lo malo, mucho menos pensando que todo respecto a él debe
ser terrible sencillamente porque todo el mundo lo ama. Es cierto que me
divierte mucho pasearme por las librerías y burlarme de las primeras líneas de
títulos como Perdona si te llamo amor o Academia de vampiros.
Sin embargo esos libros son imposibles de leer sin cinismo: al abrirlos, de antemano sé que no encontraré ninguna historia
original, y mucho menos una redacción respetable. Me basta con ver la portada
para saber a lo que me atengo (plastas de Photoshop sobre alguna imagen
enternecedora/cursi/deprimente), y soy consciente de que el fin de esos objetos
–que de “libros” sólo tienen la etiqueta– es el vender una telenovela con apariencia de cultura. Fuera de esas fronteras, no estoy predispuesta a decir que algo es malo sólo porque sí. Inicio mis lecturas con muy buena
disposición, y si llego a detestar alguna siempre hay una justificación de para
ello —siendo lo más común una trama aburrida o mal encausada.
Así es que inicié Los Juegos del Hambre de muy buena gana.
Creo que incluso estaba un poco esperanzada. Había leído muy buenas reseñas en
Goodreads, no había encontrado alguna clase de movimiento en contra del libro
y, aunque suene superfluo, el diseño de las cubiertas me parecía muy atractivo.
Cabe aclarar que me sentía esperanzada pero no ansiosa por leerlos. En
realidad, creo que llegué un poco tarde a la fiesta. Leí la saga cuando la
segunda película ya estaba por estrenarse y cuando el fervor inicial ya había
bajado un poco. Por alguna extraña razón que algunos llaman prudencia, decidí
que era mejor pedirlos prestados y, si me gustaban lo suficiente, podría
comprarlos después. No voy a comprarlos jamás. Si llegaran a regalármelos los
vendería y compraría drogas con el dinero, sinceramente sería más recreativo
que volver a intentar leerlos.
¿Cuál es mi excusa para decir que la trilogía de Los Juegos del Hambre es de las peores cosas que han pasado por mi vida? No es la trama, eso es lo más desconcertante de todo. Yo sé bien que aquello de un montón de adolescentes elegidos para matarse los unos a los otros es un robo descarado (coffBattleRoyalecoff), pero también considero que no está mal ideada en los detalles menores: el mundo pos-apocalíptico y distópico, la organización de los Distritos, los escenarios no sonaban mal. Tampoco me irritaba tanto el triángulo amoroso adolescente, Peeta-Katniss-Gale, que ya está más que explotado y que es usado en casi todo lo que se divulga hoy en día. Después de todo, ¿cómo emocionar al público si no le metes hormonas al asunto? Había algo más, algo extraño sucedía en mi cabeza mientras leía el primer libro. Una parte de mí estaba interesada en la historia, sentía ansiedad por saber qué ocurriría después y cómo llegaría el conflicto a una resolución. Pero otra parte, pequeña en principio y gigante al final, me gritaba que había algo mal, había un algo irritante en esas páginas que pasaba con tanta velocidad. Tuve que llegar al segundo libro, En llamas, para encontrar el maldito problema. Es un problema de forma que afecta el contenido, un problema egoísta e irritante, un problema que podría resumirse en “tenías que ser mujer”, un problema de perspectiva… es un problema de dieciséis años llamado Katniss Everdeen.
Digo que es mi amigo,
aunque, en el último año, parece una palabra demasiado suave para explicar lo
que Gale significa para mí. Noto una punzada en el pecho; ojalá estuviera conmigo…
[Oh, cuánto romance, qué determinación] Aunque,
claro, no me gustaría, no quiero que esté en el estadio, donde acabaría muerto
en unos días [Dios mío, qué chica tan sensible y preocupada por su
novio-no-novio, aunque él tiene más probabilidades de vivir qué ella, pero ¿a
quién le importa?]. Pero…, pero lo echo
de menos [No me digas], y odio estar
tan sola [Con un montón de gente al pendiente de ti]. ¿Me echará de menos? [No] Seguro
que sí [Ash].
Se los pongo así: si Katniss
fuera una persona real, yo la golpearía en la cara. Jamás había odiado tanto a
un personaje de ficción y miren que me tragué la historia de Bella
Swacomosellame. ¿Por qué me ocurre esto? Se supone que tengo que amarla, ¿no?
Está construida para que yo la ame porque debería ser un ejemplo femenino de
fortaleza: es valiente pero no conoce su potencial, por lo que es humilde, sensible y tímida; es fría pero también amable, misteriosa, divertida;
no siente dependencia de ningún hombre, quiere cuidar a su familia, es mártir,
es atlética, es bonita, la gente la quiere sin razón, todos la aman, dos chicos
se pelean por ella, tiene un “no sé qué que qué sé yo”, todo lo puede pero no
predice nada, tiene más suerte que un trébol de cuatro hojas; debería estar
besando el suelo que pisa ella con sus perfectas botas diseñadas para sus
perfectos pies que sólo comenten errores porque nunca saben qué hacer pero
igual no la matan aunque el lugar esté minado. Carajo, cómo la odio. Odio esa
perfección de plástico que no tiene ninguna clase de respaldo, sentido,
profundad, iniciativa, razón de ser. Y ese es el problema fundamental, que toda
la historia trata sobre Katniss siendo Katniss porque ¿quién dirige la
narración? ¡Pues Katniss, maldita sea! Puede que Collins haya tenido una gran
idea con aquello de la distopía y el Capitolio y la guerra que intenta liberar
a los Distritos, pero todo se vino abajo en cuanto decidió que su narradora iba
a ser una Mary Sue que todo lo puede menos dejar de sufrir por cada cosa que
ocurre.
Permítanme explicarles algo:
la narración es la columna vertebral de toda novela. Puedes tener la mejor
trama jamás leída construida en tu cabeza, pero si no encuentras una voz
narrativa pertinente entonces no hay nada en la tierra que salve dicha trama.
Es como si un arquitecto tuviera la idea del edificio de sus sueños en la
cabeza pero no pudiera dibujarlo, mucho menos explicarlo. El edificio no va construirse
bien si el plano no está bien hecho, y eso es lo que sucede con la trilogía de Los Juegos del Hambre: es una gran idea,
pero la ejecución es pésima. Los narradores en primera persona son un arma de
doble filo. Cuando dicho narrador es
también el protagonista sus palabras
nunca son confiables debido a lo reducido de su perspectiva, como ocurre en Otra vuelta de tuerca o Lolita. El
narrador en primera persona implica una visión limitada de la historia, un
filtro que decide qué se dice y qué se calla, por lo que impulsan al lector a
indagar en todos sus juicios, a buscar todos los detalles y pistas que puedan contradecirlo,
y a poner en constante duda la credibilidad de quien les habla. Son, en
resumen, una perfecta arma para mantener despierto a quien lee y posiblemente para ponerlos
del lado de un villano muy carismático.
Pero también pueden ser catastróficos cuando
no están bien empleados. Cuando, por ejemplo, decides que tu narrador
protagonista va a ser caracterizado con las palabras clave “fría”, “indecisa”,
“solitaria” “indiferente” y “autosuficiente”. En ese momento no estás
reduciendo la perspectiva, la estás cerrando por completo. Por cómo se
describe, Katniss no es un ser sensible hacia el resto de la humanidad; sólo
siente simpatía por su hermana, pero es tanto su afán de protegerla que apenas
da detalles sobre ella. Tampoco es una entidad que emita demasiados juicios:
todo es blanco o todo es negro, los malos son muy malos y los buenos muy
buenos, las zonas grises en medio de eso son espacios imaginarios. ¿Qué se
logra con esto? Primero que nada, la práctica inexistencia de cualquiera que no
sea Katniss. Como su empatía es la de una papa enterrada, su percepción de
todo lo que no sea ella es nula, lo cual ahorra aquello de tener que ahondar en
personajes como Peeta, Haymitch o Gale. Ellos también la aman, claro, pero
están en la periferia. Son importantes porque ella los sitúa constantemente en
su campo de visión, pero la información que se aporta sobre ellos, sus
motivaciones, su caracterización, es inexistente. Basta con darles una palabra
clave a cada uno para que adquieran todas las dimensiones humanas necesarias,
uno es “sensible”, otro “alcohólico” y otro “valiente”. Ya, listo, con eso
podemos darles todas las características que necesitan y volver a Katniss y a
cuánto les importa Katniss.
No pienso con claridad [No
me digas], porque la imagen de Cinna golpeado
y ensangrentado me consume. ¿Dónde estará ahora? ¿Qué le estarán haciendo? ¿Lo
torturarán? ¿Lo matarán? ¿Lo convertirán en un avox? [De tin marín, de do,
pingüe] Está claro que el ataque se preparó para desestabilizarme, igual que la
presencia de Darius en mis alojamientos. Y lo han conseguido [Tampoco era
tan difícil]. Lo único que deseo es
dejarme caer sobre la placa metálica [Y claro, eres Doña Perfecta y no
puedes hacerlo], pero no puedo hacer eso
[¿Ven?] después de lo que acabo de
presenciar. Debo ser fuerte [Ajá], se
lo debo a Cinna, que lo ha arriesgado todo al desautorizar al presidente Snow y
convertir mi vestido de novia en un plumaje de sinsajo [¿Por qué me repites
la escena que acabo de pasar hace cinco páginas? ¿Por qué?]. También se lo debo a los rebeldes que,
envalentonados por el ejemplo de Cinna, quizá estén luchando por derribar el
Capitolio en estos momentos [Sí, si no lo hacen no hay historia que contar,
¿no?]
Mi primer acercamiento a esta
saga con Los Juegos del Hambre no fue
tan revelador en un principio. Me molestaba aquello del triángulo amoroso
porque al final no podía dejar de sentir que todo se reducía a una mala
historia de amor metida con calzador en un intento vago de sci-fi, pero, como
ya mencioné, los detalles menores (como la complejidad del campo) me parecieron
respetables. Fue el segundo libro el que me hizo explotar por completo. Lo
curioso del asunto es que muchos aseguran que es mejor que el primero, y
entiendo bien porque lo dicen, aunque no me parece justo darle mérito.
Iniciemos con un breve
resumen de las primeras cien páginas de En
llamas: “Hola, soy Katniss, gané los Juegos del Hambre hace poco. A
continuación me dedicaré a repetirles cómo gané los Juegos del Hambre hace poco
y fui más lista que el Capitolio, con quién los gané, quién me ayudó, como
llegué a ellos, por qué amo a mi hermana, por qué odio a mi madre, cómo me
gustan estos dos tipos que pelean por mí. Iniciaré por presentarme: Hola, soy
Katniss y soy una inútil pero todos me aman. Ahora les resumiré todo lo que ya
les dije en el otro libro porque claramente son idiotas que no recuerdan mi
gran triunfo, aquello que leyeron hace menos de un año”. Sí señoras, sí
señores, los estafaron. ¿Para qué buscar en Wikipedia si pueden encontrar un
resumen perfecto del primer libro en el segundo y de paso ahorrarse una buena
cantidad de dinero? ¿Saben por qué En
llamas se considera “mejor”? Porque es la versión revisada de Los Juegos del Hambre. Es la misma idea
pero con personajes más entrañables y con una arena de juegos mucho más
complicada. Suzanne Collins no creó nada nuevo, tomo el molde del primer libro
y lo "arregló", ¡algo que tuvo que pudo haber hecho desde el principio! El
primero sólo es una vaga excusa para iniciar un conflicto importantísimo como es
el de un pueblo contra su tirano, pero en lugar de continuar con esta idea desde
la primera página del segundo, Collins decidió que era mejor perder el tiempo
con una arena mucho más interesante y darle un giro “imprevisto” al asunto por
ahí del final. De nuevo, ¿por qué hacer dos libros efectivos si podemos tener
tres que produzcan más dinero?
Y claro, el giro “inesperado”
es la excusa para el tercer libro. Esa última creación que decepciono a muchos
pero que le dio a la saga un final justo y necesario. ¿Saben de qué se trata el
tercer libro? Pues de esa rebelión organizada que bien pudo empezar en el
segundo… ah, sí, y de otra arena mucho mejor que las dos anteriores porque
prácticamente todos mueren aquí. Básicamente, Collins escribió el mismo libro tres
veces y en ningún momento tuvo dificultades para introducir nuevos personajes
porque ninguno tenía una personalidad relevante. De una u otra forma, todos
terminan queriendo a Katniss y considerándola el mesías del nuevo mundo. Y si
no lo hacen no lo sabemos, porque no están en la visión de esta mujer y ya,
tan-tán, no importan. También fue fácil mantener la trilogía como un éxito
porque su personaje central nunca tuvo un cambio para mal, aunque tampoco para
bien. A medida en que la saga avanza, Katniss se mantiene igual de indecisa,
igual de indiferente e igual de infantil. Su caracterización no tiene ninguna
curva de desarrollo, ningún crecimiento importante. Pasa de enojada a amargada,
claro, pero nunca parece haber una enseñanza real. Según Joseph Campbell, el viaje del
héroe es la respuesta de un determinado sujeto a su encuentro con su gran tarea
y, por consiguiente, con la sabiduría y el crecimiento. Katniss cumple a medias
con su tarea (ya todos sabemos que el Capitolio se va a caer, pero la manera en
que cae como por arte de magia es francamente tonta), pero después sólo da vueltas en
círculos como gallina sin cabeza hasta terminar encerrada.
Permítanme un respiro antes
de concluir para aclarar que si no hablo mucho del último libro es por puro
respeto a quienes esperan la última película. Porque sí me gustan las
películas. Ya lo había dicho, los libros son una buena idea con una mala
ejecución, pero las películas son todo lo que prometen: un espectáculo de dos
horas con una heroína y un romance. Katniss no me parece odiosa al ser llevada
a la pantalla y eso no tiene nada que ver con Jennifer Lawrence (sinceramente
no soy su fan), sino a que ya puesta en cámara mi perspectiva como espectadora
es mucho más grande. No tengo que escuchar las quejas y el dolor de Katniss
cada dos líneas, sino que mantengo una mayor cercanía con muchos otros
personajes cuya relevancia en las páginas pasa desapercibida muy fácilmente.
Me rindo. Dejo de
hablar, de responder, de comer y beber. Pueden meterme lo que quieran por el
brazo, pero hace falta más que eso para mantener con vida a una persona que ha
perdido las ganas de vivir [Me mata tanta profundidad y reflexión, no
saben]. Incluso se me ocurre la extraña
idea de que, si muero, quizá Peeta pueda vivir [¿Por qué no probamos? No se
pierde mucho]. […] Si no es así, da igual, me basta con morir por despecho, por castigar a
Haytmitch [Le va a doler tanto porque le importas tanto porque eres tan
“especial”]; precisamente él entre todas
las personas de este podrido mundo [Oh, pero que agresiva y enojada se
encuentra la pobre] ha sido el que nos ha
convertido a Peeta y a mí en piezas de los juegos. Confiaba en él. Puse en sus
manos todo lo que me importaba, y él me ha traicionado [Voy a secarme las
lágrimas, ya vuelvo].
Las primeras cien páginas de Los Juegos del Hambre me hicieron
preguntarme seriamente cómo fue que Katniss no murió en las siguientes cien. El
eterno “no soy muy lista” se hizo más que patente con su primera entrada a la
arena, pero al final eso es lo que los lectores aman: los personajes inútiles
que siempre terminan bien. Piensen en Harry Potter; yo amo la saga, pero sé
muy bien que si no fuera por Hermione el chico no habría pasado del primer libro;
sin embargo, sin él, ella no habría pasado del segundo. Ahí hay una lección de
crecimiento compartido y algo así como un “instructivo de amistad”: ambos niños
crecen juntos y aprenden el uno del otro. Ahora pensemos en otra inútil como
Bella Swacomosellame, ¿con quién se supone que comparte su crecimiento? ¿Con el
vampiro brilloso? (Piensen además que el primer ejemplo es un narrador en
tercera persona focalizado en Harry, mientras que el segundo es en primera
persona, Bella hablando de Bella.) Así, los personajes heroicos pasaron de ser fuerte,
ingeniosos y valientes a ser enclenques medio tontos con miedo a la oscuridad.
Pero, aceptémoslo, no nos vamos a librar de los arquetipos griegos jamás: lo enclenque se
les quita en la primera prueba que enfrentan y por ahí de la tercera podrían
cortarle la cabeza al enemigo sin ningún problema. ¿Entonces qué pasa? Pasa que
nos gusta la idea de debilidad, pero
también nos gusta significarla como “valentía no descubierta”. El hecho de que
narraciones como la de Katniss tengan tanto éxito nos habla de una tendencia
individualista donde buscamos el reconocimiento de los demás sin tener
demasiados atributos para conseguirlos. También
nos hablan del éxito que tiene una lectura fácil, pero insulsa. Con libros como
este es fácil tachar a la literatura de escapista; claro que la saga habla de
problemas sociales relacionados con la tiranía, pero no son más que una
escenografía. Nada lleva a una reflexión en serio sobre el presente tiránico en
el que vivimos o la parálisis en la que nos encontramos, tampoco del futuro que
nos espera si seguimos con un sistema bélico —claro, eso aparte de que “va a ser muy feo, sí
señor”. Quizá puede ser una lectura
adecuada para niños de ocho a doce años, pero quiero creer que a partir de los
trece y hasta los veinte el público no es tan idiota como para conmoverse con libros
de este tipo (pero, claro, yo quiero creer muchas cosas). Así que, lo crean o
no, recomiendo más ver las películas que perder el día leyendo uno de estos
libros. Y no, yo no leo con odio, pero sí me explico con odio. Ah, y sigo
creyendo que las portadas son lo más valioso que tiene esta saga.
Eso es todo, me parece.
Cambio y fuera.
cuando leí el segundo... y la autora salio con esa burrada de que ahora se tenia que matar con otros tipos pero estos tenían mas experiencia... pensé... leer mas de lo mismo... al demonio el primero me pareció muy insulso.
ResponderEliminarYo no he leído ninguno de los libros, pero si he visto las películas y creo que tienes razón. Las películas son bastante entretenidas, pero hasta ahí.
ResponderEliminarEl personaje de Katniss me parece la figura más sobrevalorada que existe. No estoy de acuerdo para nada en cómo la describen sus fans, eso de que es una mujer ruda, valiente, fuerte y un ejemplo a seguir para todas las mujeres (?), una verdadera heroína... En mi opinión Katniss, o por lo menos la Katniss de la película, es aburrida, egoísta y hasta cobarde. Y no entiendo para nada la razón de que todos piensen que es su "sinsajo" salvador. No lo entiendo.
También estoy de acuerdo contigo en que el narrador protagonista en ocasiones limita el desarrollo de los personajes. Igual y por eso en las películas los personajes secundarios están tan planos.
A mi me desagradò tanto el final, siento que fue un "tanto pedo para cagar aguado" y es que la verdad todo mundo queriendo proteger a Katniss, a tal grado que al final ella no hacìa nada, sólo se desmayaba y al despertar ya estaba todo solucionado! Ay què chingona!!
ResponderEliminarY eso de que al final terminara con Peeta fue un " ya no puedo estar con Gale por ser el autor intelectual de la trampa que matò a mi hermana, así que me quedo contigo porque no quiero terminar como una vieja solterona".
yo sé que esto no va a sonar muy serio, pero tu comentario me hizo el día C:
Eliminartienes razón
EliminarCreo que el corte de la film es atractivo, pero se queda corto en la presentación de personajes, creo que Lawrence, logra sin mucho esfuerzo dar vida a un personaje, que por suerte no escuchamos sus pensamientos, creo que al film le hace falta un poco más de oscuridad.
ResponderEliminarSeré sincera, cuando comencé la trilogía me emocioné y me leí los tres libros de un jalón. Y era de esperar que sucediera porque siempre que leo un libro por primera vez me dejo el análisis (con todos los prejuicios positivos y negativos incluidos) para la segunda lectura, que es donde busco y encuentro los peros y los hurras. Pero en este caso (como me sucedió también con la saga Crepúsculo) el "scanner" no me dejó avanzar de los primeros dos o tres capítulos la segunda vez. ¿Por qué? Porque sencillamente ya sabía todo lo que iba a suceder. Personalmente creo que un libro engancha (o al menos así me pasa a mí) porque con cada re-lectura descubres algo nuevo que habías pasado por alto durante las lecturas anteriores. Con estas sagas no descubres nada nuevo porque a la primera ya lo sabes todo, la lectura es tan sencilla que una segunda lectura ya es demasiado redundante e incluso irritante. Llegados a este punto uno se pregunta ¿por qué me leí la saga completa? y se siente defraudado (al menos así me sucedió).
ResponderEliminarConcuerdo contigo en que la idea general daba para más y que (por lo menos por respeto a la inteligencia de los lectores) la trilogía hubiera estado mejor presentada en un único libro. Tampoco es que la trama tenga unos giros tan dramáticos que merezcan, o por lo menos necesiten, una presentación diferente cuando se llevan a cabo.
Me parece que el uso de narrador en primera persona es un arte que debe manejarse con prudencia. En mi humilde opinión considero que las ideas generales de Crepúsculo (Vampiros) y Los Juegos del Hambre (Distopía) habrían sido mejor explotados de haber sido escritos en tercera persona, principalmente porque las protagonistas no son del tipo observador-analítico, observador-empático o algún otro similar que además de hacerte sentir su propia historia te haga sentir la historia de los demás y el propio trasfondo que pudiera tener la trama sin necesidad de ser omnisciente.
No digo que la trilogía sea un reverendo y completo asco, pero tampoco creo que se merezca tantas alabanzas.
Me disculpo por haberme extendido tanto.
EliminarAl contrario, gracias por tu comentario. Muy bueno.
EliminarY yo sigo pensando: Por qué en las sagas adolescentes las heroínas y personas mas sabias del libro; tienen 16 años?? Qué pedo con los miserables 16 años?
ResponderEliminarLos miserables de 16 años terminan enfrentando problemas increíbles y se hacen sabios y heroicos y ya no son miserables... O al menos así funciona últimamente, creo yo.
EliminarGracias por comentar.
Aunque me agradan los libros (siendo sincera, soy más fan de las películas de todos modos), tengo que admitir que la redacción y las descripciones generales son malas, en lo cual concuerdo contigo, como en muchos otros puntos que estableciste. Sin embargo, me pareció que es lo único rescatable entre la basura juvenil o contemporánea (como sea que le llamen) que nos venden hoy en día y siento que en algunas partes te cerraste en sobredosis durante tus descripciones, por ejemplo aquí:
ResponderEliminarMe rindo. Dejo de hablar, de responder, de comer y beber. Pueden meterme lo que quieran por el brazo, pero hace falta más que eso para mantener con vida a una persona que ha perdido las ganas de vivir [Me mata tanta profundidad y reflexión, no saben].
O aquí sobre todo:
y odio estar tan sola [Con un montón de gente al pendiente de ti].
Sobre todo ahí, creo que te hizo falta captar a lo que se refería: una persona se puede sentir sola incluso estando acompañada. No importa si hay mil personas a nuestro alrededor.
En lo demás, creo que hiciste una buena critica pero si te hace falta (como tu bien mencionaste) escribir sin tanto enojo ya que eso le resta puntos en tu redacción (desgraciadamente), ya que no es objetiva del todo, aun cuando presentas buenos puntos. Aparte, decretaste en varias ocasiones que Katniss era una inútil, no obstante yo creo que una persona que mantiene a su familia no puede serlo, es en suma contradictorio.
En fin, me alegra leerte y la pluralidad de ideas.
Hola, quisiera dejar en claro que NUNCA NUNCA NUNCA intenté ser objetiva, ni siquiera vagamente. He empezado a creer que la objetividad sólo me puede servir en mis ensayos de la universidad, porque debo llegar del punto A al punto B sin demasiados miramientos. Yo sé que la reseña está escrita con enojo, a la fecha la leo y me pregunto de donde saqué tanta rabia si soy tan joven, pero no me arrepiento de mis términos. Estos libros han alcanzado un grado de santidad que ninguna opinión objetiva va a poder disminuir, por lo que creo conveniente luchar fuego con fuego y dejar que los sentidos se interpusieran en mi razón. Yo también los consideraba rescatables, pero una vez haciendo investigación "de campo", osea ir leyendo reseñas aisladas, me di cuenta de que necesitaba ser agresiva para lograr ser escuchada. La objetividad me servirá en unos años, cuando estos libros terminen olvidados y yo pueda hacer un ensayo sobre ello, pero por el clamor de la situación (estamos en medio de las películas) creí mucho más conveniente ser subjetiva y aferrada, por lo menos iba a llegar a más personas e iba a despertar el interés de leerlos con atención.
EliminarSaludos.
hola leí parte de la critica, no toda porque creo ya he leído mucho de este libro (he leído reseñas comparaciones con BR) y he escuchado mucho de los libros y películas; yo vi primero la película de Battle Royal (soy fan de Battle Royal) y enseguida me vino a la mente "esto se parece a los juegos del hambre, por lo que he escuchado" y de inmediato como cualquier buen lector me puse a investigar mas sobre la película, sus orígenes, para fortuna mía existía un libro del salió la película, busque reseñas de los libros y me tope con criticas y comparaciones de los dos libros y como era de esperarse BR fue primero, profundiza en varia cosas la muerte, la sobrevivencia, a la mistad, el amor, las relaciones personales, te cuenta parte de la historia de los personajes, te plantea muchas preguntas, que considero importantes. y por ultimo quiero decir que es una lastima que siempre nos llegue primero lo de USA y lo de Asia, Europa se sólo lo comercial tiene que tener el visto bueno de USA para que baje a México, siempre andamos retrasados en muchas cosas y movimientos que suceden en el mundo.
ResponderEliminarHola, muy interesante tu reseña, quizá con menos apasionamiento estaría mejor, pero aún así para mí resultó muy interesante. No he leído los libros (y ni me llaman la atención), no obstante las películas sí las vi (tanto alboroto causaron que me dieron curiosidad) y francamente la historia me pareció muy sosa, como que tomaron la historieta de V for Vendetta, la mezclaron con la película de gladiador y ¡zas!, eso fue lo que resultó. Y sí, pensé lo mismo, la segunda parte no tenía mucho sentido.
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