- Edith Wharton [E.U.]
- Primera edición: 1911
- Novela
Me contaron esta
historia varias personas, poco a poco, y, como suele suceder en tales casos,
cada vez era una historia distinta.
Mi
siguiente línea será una vergüenza para quien estudio/estudia literatura, ya
sea inglesa o cualquier otra clase, pero debo ser honesta. Compré el libro sin
tener la mejor idea de quién era Edith Wharton, mejor aún; no sabía si Wharton
escribía sobre Frome o Frome sobre Wharton. Para rematar la anécdota cabe
agregar que terminé de leer el dichoso libro en una larga –larga, larga, larga–
fila para conseguir mi credencial de elector y que aún no defino se me gustó o
no. Una panorámica muy amplia sobre Wharton les dará una idea de que esperar
–panorámica que yo misma debí tomar antes de liarme en sus letras. Nació a
finales del siglo XIX, leyenda literaria del siglo XX hasta la fecha, no tanto
por su obra sino por su vida ya que sufrió los chismorreos y las lenguas
viperinas de sus vecinos, quienes la juzgaban por su divorcio y sus muchos
amantes. Entonces les presento a lo que bien pudo haber sido la primera
feminista y a la que tal vez no sea su mejor novela.
Wharton
escribe a Frome, por cierto. “Un granjero modesto que lucha por sacar adelante
a su empobrecida finca en Nueva Inglaterra”, eso es lo que dice la
contraportada y lo veo como una causa por la que la gente no lee muchas obras.
Suena a un cliché enorme de superación y proeza; cabe decir que no lo es.
“Cuando Mattie, la joven prima de su mujer, llega a casa para ayudarlo en las
tareas domésticas, la desolación reinante y las emociones reprimidas se verán
trastocados de pies a cabeza […]”, pero por supuesto que se enamora de la joven prima¸ ¿qué más se puede esperar
en medio del ya dicho cliché de campesino-en-lucha-por-sobrevivir?
No es ninguna clase de spoiler, descuiden. El rumbo de la historia se define
desde el principio y es por eso que no puedo saber si me gustó o no, la
verdadera magia llega al final, una ruptura como nunca había leído con los
clichés ya antes vistos.
[… ]donde asomaban en
ángulos extraños sobre la nieve las lápidas de los Frome.
Ethan las miró con
curiosidad. Aquella compañía silenciosa se había burlado durante años de su
inquietud, de sus deseos de cambiar y de libertad. Parecía grabado en cada
lápida: “Nosotros nunca escapamos. ¿Cómo lo harías tú?” Y, siempre que entraba
o salía, pensaba estremecido: “Tendré que seguir viviendo aquí hasta que me
reúna con ellos”
Es la
propia Wharton quien dice que no hay nada interesante que escudriñar en la
historia que no sea la estructura. Ella sabía que escribía algo que se había
contado muchas veces: un hombre solo en una campiña miserable con una esposa
mandona y la condena de su pasado y sus
muertos que se rencuentra en sí
mismo y en el mundo al llegar una joven
y lozana muchacha. Sólo hay dos salidas posibles para una trama así, ya sea en
la literatura o en la vida real. Una en donde los amantes sean vencedores de
las afrentas que les de la vida –poco realista– y otra donde nadie termine
feliz –muy probable. And they all lived horribly ever
after, dice Oates.
¿Qué creen que logró Wharton? No es la trama en sí, sino el anticlímax de la misma. Si de alguna forma
quieren ver una salida más audaz de los mismos argumentos novelescos de la
vida, basta con consultar este libro.
Siempre
hace frío en Starkfield, o al menos siempre queda la sensación de estarse
hundiendo en nieve. Los detalles son siempre distantes, los caminos se
construyen hacia adelante, pero no en sus costados. Bien puede haber un pino, bien puede ser un roble; los
estanques son siempre del mismo color grisáceo, reflejo de un cielo que no
parece permitir el avance de las estaciones. Todo constante, todo monótono. Es
un pueblo tranquilo, es cierto. Bailes los viernes, trineos, una boda que será
llevada a cabo la próxima primavera; detalles que no nos dicen nada porque no
nos importan. Sólo nos importa aquella granja lejana y ese hombre que cojea y
gruñe, mientras los demás lo observan pasar con pena y se apartan de su camino.
A lo largo
de la obra aprendemos a odiar o amar a los personajes. Zeena, la esposa de
Ethan, no dejará de estar enferma, porque así lo quiere. Hipocondría, dice uno,
ganas de molestar, dicen otros. Por eso nos encariñamos con Ethan, porque
soporta a una mujer insoportable –una Mildred más, para quien haya leído Fahrenheit 451. Nos encariñamos con aquel
hombre al que conocemos muchos años después de su tragedia; sabemos, por los
rumores, que no es más que la sombra de un joven vigoroso y emprendedor. Sus
proyectos han quedado a medias, la granja padece el abandono que siente el
hombre por la vida. La desgracia, sin más, se cierne sobre su mirada.
¿Qué
ocultan los personajes?, ¿qué oculta Frome? Es eso lo que descubrimos a lo
largo de un sencillo viaje en su carreta. Al culminar el viaje nos enteramos de
la verdad. Nos encariñamos con Mattie, con la joven dulce y amable que parece
ser la salvación de Ethan, nada nos prepara para las consecuencias del simple
acto que es el amor. Y, sin embargo, fue una hecatombe de algún modo prevista.
Todo lo que se puede escribir se ha escrito, el como se conduce: la narrativa,
la estructura y los giros son lo que hacen a una historia parte de nosotros y
del canon. Wharton no se proponía escribir un relato sin antecedentes, aquel
fue trabajo de los griegos, pero sí encontró el merito de darle a una obra mil
veces repetida su propia voz. Todavía no sé si me gustó o no; los autores hacen
lo que quieren con sus personajes: pueden dejarlos en un limbo, desaparecerlos
por mil hojas, darles una familia y felicidad para después masacrarlos y, lo
peor de todo, pueden dejarlos vivos. Claro que pueden. Vivos, con su desgracia,
aún después de que el punto final ha sido puesto. Claro que pueden.
Al comprender de
pronto el punto al que le había arrastrado su locura, ésta se esfumó y vio su
vida como era: era un hombre pobre, casado con una mujer enfermiza a quien su
abandono dejaría sola y desamparada; y, aunque hubiera tenido el valor de
dejarla, sólo podría haberlo hecho engañando a dos personas amables que se
compadecían de él.
Ethan dio la vuelta y
regresó lentamente a su granja.
Editorial DEBOLS!LLO: $122
Disponible en:
-Gandhi
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