lunes, 12 de noviembre de 2012

Desde mi cielo

  • The Lovely Bones
  • Alice Sebold [E.U.]
  • Primera edición: 2003
  • Novela

Me llamo Salmon, como el pez; de nombre, Susie. Tenía catorce años cuando me asesinaron, el 6 de diciembre de 1973. Si veis las fotos de niñas desaparecidas de los periódicos de los años setenta, la mayoría eran como yo: niñas blancas de pelo castaño desvaído. Eso era antes de que los envases de cartón de la leche o en el correo diario empezaran a aparecer niños de todas las razas y sexos. Era cuando la gente aún creía que no pasaban esas cosas.

Nos gustaría tanto seguir creyendo que esas cosas no pasan. Tanto seguir creyendo que ningún niño deja un espacio vacío a la hora de la comida.

Este libro lleva como epíteto “la novela más impactante de los últimos años”, y aquello de ‘impactante’ se debe a que abarca una situación incomoda: el abuso sexual a menores. Semejante tema puede sonar a estrategia comercial y, si bien, el libro alcanzó el estatus de bestseller mundial, no se puede decir que haya explotado la temática en pos del dinero. Por ‘explotar’ me refiero a que su línea dramática no se forma únicamente de violaciones y asesinatos, y el título tampoco debe guiarnos hacia algo religioso, porque la concepción de ‘cielo’ que se desarrolla en la novela se aleja mucho de los ángeles y las trompetas. Su base es una verdad muy incomoda, por supuesto. La violación y asesinato de menores existe, pero hay algo más allá de eso. No es solo la pequeña Susie destazada en una caja fuerte sino su familia degenerándose, hundida en errores y miedos, andando como ciegos por pasillos enredados, alejándose cada vez más, buscándola en su desesperación y, finalmente, perdiéndose en sus culpas. También nos gustaría seguir creyendo que las familias no se debilitan.

Cuando leí esta novela por primera vez, hace casi ocho años, hubo algo que me afecto especialmente. En líneas generales: Susie está muerta desde la primera página y su cometido es relatar todo lo que ve desde su cielo. Así, su cielo. Un lugar hecho a su medida, como a muchos les gusta imaginarlo. Su compañía resultan ser mujeres que pasaron por su misma experiencia, mujeres violadas y asesinadas, lanzadas a algún paraje obscuro y tragadas por la tierra. Mujeres dispuestas a enseñarle lo que es su nuevo lugar, a dejarle ver su muerte como algo de lo que no es culpable. Quitando el tono “línea de ayuda a la mujer”,  la idea en sí no me parece mala. Personalmente, una vez muerta, no me gustaría perder toda consciencia de mi vida terrenal así de fácil, por lo que la permanencia de su memoria y la oportunidad de ver a su familia, mientras aprende a dejar el pasado ir, suena a algo bastante justo. No permanecerá eternamente ahí, pero debe aprender a no mirar atrás. Situación muy difícil tomando en cuenta que puede observar la vida de su asesino, la de su hermana, la de su madre y, la más importante, la de su padre. Y fue aquello lo que me llamó la atención, aquella ruptura que crea Sebold con respecto al siempre confiable amor maternal. Porque su madre escapa del dolor, mientras que su padre resiste cada golpe por el puro amor hacia su hija.

El pingüino estaba solo allí dentro, pensaba yo, y eso me preocupaba. Cuando se lo comenté a mi padre, dijo: “No te preocupes, Susie; tiene una vida agradable. Está atrapado en un mundo perfecto”.

Siendo hija única y viviendo sola con mi padre, sé bien lo que es aquello de estar sobreprotegida. Pero no fue hasta que di con este libro que entendí que la sobreprotección sólo es otra forma de demostrar nuestro miedo. Todos los padres quisieran atraparnos en aquel mundo perfecto donde nada nos puede dañar. El estereotipo de sobreprotección usualmente recae en las madres, pero este libro lleva a cabo la faena de redimir el amor paternal. Ellos también temen. Son impotentes ante nuestros destinos. El padre de Susie, Samuel, es impotente ante su hija desaparecida, es impotente ante su otra hija que se ha vuelto distante, es impotente ante su hijo menor que pregunta por su hermana y es impotente ante su esposa que se marcha de casa. Es impotente ante una herida que el tiempo no podrá borrar. Es impotente ante los adorables huesos rotos de su hija.

Una ruptura muy tangible, como la del cráneo de Susie al momento de morir. Una ruptura que transgrede cielo y tierra, vida y muerte. Su sombra se extiende por personas con las que jamás habló del todo. Por los meses, por los años. Su asesino viviendo a dos calles, saludando a su familia cada mañana. Sus hermanos, Lindsey y Buckley, creciendo sin una familia. Y Susie viéndolos crecer, viendo a Lindsey convertirse en la mujer que ella no será jamás y experimentando el amor y el placer sexual que a ella le fue vetado. Porque al final una novela así conlleva a muchos detalles morbosos y la vida sexual de sus personajes no escapa de la vista del lector. Con todo esto, puedo decir que es una novela muy equilibrada, las diferentes escenas sexuales –violaciones o consensuales– no resultan aparatosas, sino reconciliadoras; no quedan impregnadas de sangre y muerte, sino de vida y continuidad.

Un detalle curioso es que la misma Sebold fue victima de violación, por lo que aquellos consejeros celestiales que encuentra Susie llevan mucho de personal. Es una novela muy sencilla, pero con cargas emocionales fuertes. Si bien no puede existir aquel ‘final feliz’, el quiebre tampoco puede durar para siempre. Por lo que cada personaje se desarrolla lo mejor que puede, junto con sus manías y sus dudas. Tal vez sea Samuel quien no se recuperará nunca, pero el enemigo a vencer, a lo largo de cada capítulo, es el de la culpa. Y supongo que la culpa es algo que nos persigue a todos, aquel ‘hubiera’ que no nos deja descansar. Recientemente se llevó a cabo la adaptación cinematográfica; aunque respeta la idea general y sus efectos no me parecen malos, simplemente no es lo mismo. No es sólo el asunto de la violación, no aquello de quien actúa bien y quien mal, sino los pequeños detalles  –las fotografías, la ropa, los juguetes– que ya no pertenecen a nadie, que nos detienen en nuestra vida cotidiana y nos demuestran que esas cosas pasan.

Piedras y huesos;
nieve y escarcha;
semillas, judías y renacuajos.
Senderos y ramas, y una colección de besos.
¡Todos sabemos a quién añora Susie…!

Editorial  DEBOLS!LLO: $139
Mondadori: $109 (sólo en Gandhi)
Disponible en:
-El Sótano
-Gandhi
-FCE
-Porrúa
-El Péndulo

1 comentario:

  1. Ahora sí me hicieron llorar con la reseña... Prometo leer el libro, admito que me quedé asustada con la película, pero después de leer su entrada y saber que la novela no es tan centrada en el trauma del asesinato como la pelicula sí me deja con ganas de leerla. Un saludo, chicos :) Abrazos! VanP : [

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