jueves, 14 de marzo de 2013

Nunca olvides que te quiero

  • Twist 
  • Delphine Bertholon [Francia]
  • Primera edición: 2008
  • Novela 

Me la imagino hoy, a Mathilde, con sus rizos oscuros en el rostro, tras semanas de llanto, de gemidos, de estrujar Kleenex y de no comer, de beber en exceso y vomitar su desgracia por los lavabos de los bares, pues ahora conozco las penas de amor: unas penas tan extrañas que te quieren matar pero no te matan nunca. 

Pasé buena parte de mi primera clase del día intentando planear como escribir esta reseña, pero al final quedé peor (me alegra que nadie se ponga a calificar estas cosas). Son varias las cosas que quiero decir con respecto a este libro, pero no sé bien por cual empezar o cómo conectarlas. Quiero decir, por ejemplo, que es uno de los mejores regalos que me han hecho, que lo acabo de terminar de releer, que extraño a la persona que me lo dio, que el libro en sí es bueno, que la idea me perturba un poco, que somos un fiasco para querer o amar, que la portada y el título pueden ser una trampa muy buena, que me recordó porqué solía escribir y que quisiera volver a hacerlo. Sí, son muchas cosas. Empezaré. Es fácil olvidarse del mundo mientras se lee. Las imágenes, los personajes, los lugares, las situaciones… el derredor se desdibuja fácilmente, así como las personas. Me sucede a menudo y no es a consciencia, pero no lo lamento del todo. Son muchos mis libros preferidos, pero este se posiciona muy adelante en la fila. Cuando lo leo no me olvido del mundo, al contrario, mantengo a una persona específica en mi cabeza. Ella, que me regaló el libro y en la primera página puso “espero que tengas en mente mi nombre cuando lo leas”. Lo logró. Mi mejor amiga se decidió a ocupar un lugar significativo en mi vida por medio del librero, pero no es sólo el gesto, es el libro. 

Nunca olvides que te quiero puede sonar a un título cursi, además de que la portada ha sido comparada más de una vez con la temática de La mecánica del corazón. He leído La mecánica… y sí, el parecido con la portada es grande pero, aunque ambos tengan en mente cuestiones del amar, la historia de Madison concierne a un mundo muy real donde las niñas de once años son secuestradas por dragones que no siempre son metáforas. Donde los hombres desperdician su vida por un par de piernas bonitas y una lotería que no se va a ganar. Donde los dragones secuestran niñas de once años con la esperanza de protegerlas y conseguir su amor. Donde las madres esperan a sus hijas por cinco años, escribiendo una y otra vez “Nunca olvides que te quiero”, despidiéndose y esperando. También el gato espera, también su padre espera, cual roca que se desintegra lenta, lentamente. El abuelo solía esperar, con la cámara en alto, en un mundo a escala de grises. Un mundo real donde no sabemos amar. “Amar no es asunto de tomar rehenes…” dice alguien meses después de destrozar un corazón, sin embargo lo hacemos.

Pero cuento con la hora, el día, libros, bolis, un cuaderno y, dejando aparte las pesadillas que tengo a veces imaginando que R. mata con su gran fusil a toda la gente a quien yo quiero, casi podría decirse que llevo una vida normal. 
“Casi”.
Es importante el significado de las palabras. 

Una niña recluida muchos metros bajo tierra, sin ver el sol por más de un año y sin distinguir la rotación del mundo por cinco. Claro, las niñas crecen, crecen mucho en cinco años. Cinco años en los que se ha mantenido viva a base de escribir. De alguna u otra forma, sus recuerdos y vivencias la mantienen viva y cuerda, con suficiente esperanza para no dejarse amaestrar por aquél que pretende protegerla. Además, tenemos un hombre amando a quien no le corresponde, perdonando todo y dispuesto a escupir, amar y negar a aquella rubia. Un síndrome de Estocolmo dividido a dos voces. Y una tercer, de forma epistolar, de una madre que vive sin vivir. Es una historia cruel, pero no iinjusta (por extraño que suene) porque también hay un hombre que incluso ha perdido su nombre, sólo es una cara simétrica con gruesas gafas. Recluido en una casa cubierta de amarillo. Reviviendo a su madre los domingos. Alimentando a una pálida criatura que se hunde en gritos en el sótano. No es injusto, porque todos pierden algo. Acabo de leer un comentario que dice que le llamó la atención el libro por la portada (le recordaba a la “estupenda” Mecánica blahblah) pero con lo del secuestro le pareció que iba a ser una historia “afectada” en excesos. Me irrita mucho la estupidez; me irrita que prefieran un corazón de reloj por evadir un tormento. La espera siempre es tormento, el “casi” es tormento. 

“Casi”. La historia se cuenta de tres formas: las cartas de la madre que no van a ninguna parte, los cuadernos de Madison que fungen como diarios y la narración de Stanislas a manera de recuerdos. Lo bello del libro es que cada uno tiene una voz distinta, lo cual no siempre es fácil. La madre, Leonore, lleva sus cartas al rincón de los secretos, hablando del gato, de la casa, de su esposo, de su soledad. El mundo cree muerta a su hija y ella la mantiene viva a fuerzas de quedarse sin vida. Escribe un réquiem pidiendo vida. Stanislas, el hombre del corazón roto, resume ocho fatales meses con Louison, con uno de esos amores que no te matan nunca. Esa es su historia: cómo amar a quien te tortura en silencios y noches de cama extraordinarios. Ya sin rencor, casi sin perdón, se limita a escupir el nombre de quien casi lo ahoga: Louison, Loui-son, Louis… Madison es la causa y casi consecuencia. Conseguir un cuaderno es una pequeña gran tarea, pero son las pequeñas grandes tareas las que la mantienen viva. No hay violación, no hay violencia física, pero sí hay cuatro paredes y un piso donde caer tras girar sobre sí misma. Es R. su única compañía y las mentiras son las únicas historias. 

Lo interesante del caso es que Madison crece a nuestros ojos. Su primer cuaderno es el de una niña que extraña sus plumas de colores para escribir su nombre y a su profesor de tenis del que está enamorada. MADISON ETCHARD, MADISON ETCHARD, dice una y otra vez. Nunca pierde la vivacidad, ni el ingenio, pero gana coraje. Su familia la espera, el mundo la espera. El mundo no dejará de girar, ella tiene que salir. Sigue siendo MADISON ETCHRD, sigue siendo Twist. El título original es Twist, justamente, ¿por qué? Si nunca han bailado, o visto algo del tema, es buen momento para buscar. Son muchos los libros que se hacen mención aquí, así como pinturas y canciones. A la larga le puedes ganar afecto al personaje porque lee o escucha lo mismo que tú, es buena idea. ¿Por qué dije que me perturbaba? Imagínense recluidos por cinco años, marchitándose y creciendo, imaginen las razones para retener a alguien así. No encontrarlas me pone nerviosa, pero encontrarlas me perturba. Amar no es cuestión de tomar rehenes. Creo que el título y la portada son buena trampa para quien espera una fácil historia cursi y resulta con un golpe al estómago. Le lectura es rápida, pero es necesario para en algún momento, por salud mental principalmente. ¿Por qué escribir? Porque es balsámico. Cada emoción llevada al plano físico del papel representa liberar algo de uno mismo, algo que podría amargarnos o resentirnos a la larga. Implica aprender de nuestras memorias, y tal vez poder ayudar a alguien más. Implica curarse, poco a poco, de momentos crueles. Antes de que tengamos que girar una y otra vez sobre nosotros mismos. 

A veces basta con mirar las cosas de frente para que empiecen a existir.
A veces lo que parece imposible está al alcance de la mano.
Así pues, hija, miraré tu regreso de frente.
Hoy he decidido creer en los milagros.
Feliz cumpleaños, Madi.
Raphaël y Salomé se unen a mí para quererte. 
Mamá. 

-Grijalbo/Mondadori: $279/269
-DEBOLS!LLO: $169
Disponible en:
-Porrúa
-Gandhi
-El Sótano
-El Péndulo
-Porrúa

[Feliz cumpleaños, Ausi.
No puedo recuperar lo perdido,
 ni a quienes se han ido.
Pero sigo aquí, seguimos aquí. 
Nunca olvides que te quiero. 
Yo misma.]

4 comentarios:

  1. Yo siempre he querido leer este libro pero por una cosa u otra cuando tengo el dinero termino comprando otro distinto. Y escribo esto solo como un breve comentario sobre lo que decías del nombre y la portada y lo engañoso que puede ser, es cierto que me fijé en el libro por el nombre o más bien por ambas cosas juntas, pero el hecho de querer leerlo fue al leer sobre qué trataba el libro; entonces el nombre me pareció algo extraño ¿Cómo podía un libro que trata sobre una niña secuestrada llamarse "Nunca olvides que te quiero" ?, yo también me enojaría de ver gente alejándose de los libros por creer que será demasiado "crudo" o algo así. En cuánto a la Mecánica del Corazón, quizá la chica de la portada se parece un poco, solo muy poco, realmente no me había puesto a comparar las portadas hasta ahora y creo que buscar comparaciones de portadas a la hora de querer leer algo nuevo es algo que ni van al caso.

    Me pareció una entrada bonita sobre una trama cruda y a la vez hermosa (es extraño, lo se). Espero que la próxima vez si pueda leerlo.

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    1. Yo nunca me había puesto a comparar las portadas tampoco, pero viendo reseñas me encontré con muchas que dicen que se parece. Supongo que la tez pálida y los ojos grandes les dan un aire similar, también las facciones redondeadas, pero no va al caso, francamente. Ni siquiera puedo decir que sea un libro muy crudo, los hay peores, Madison nunca pierde fuerza y eso sostiene gran parte de la trama. Espero que puedas conseguir el libro y que te guste, gracias por comentar.

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  2. Estoy revisando las entradas antiguas para ver que otros libros, además de los autores del mes, han reseñado y no he podido evitar la cara de "what?" al ver la portada. Sobre todo creyendo que se trataba de la "mecánica del corazón". Tengo que admitir que en ocasiones me dejo llevar por las portadas para pasar de algunos libros, y eso casi me cuesta en un par de veces (la elegancia del erizo es un ejemplo).
    Gracias por la recomendación y la reseña. Saludos

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