domingo, 16 de junio de 2013

Miedo y asco en Las Vegas



  • Fear and Loathing in Las Vegas
  • Hunter S. Thompson [U.S]
  • Primera edición: 1971
  • ¿Novela periodística?
⋆⋆⋆½


Bueno, saquemos algo del camino antes de que se convierta de una piedra en un alud: Hunter Thompson no es un Beat. No voy a inventarme alguna teoría fumada de acuerdo a la cual lo sea, pero sí voy a argumentar que es una consecuencia directa de ellos. Inicio. ¿Hay algo más distintivo del grupo liderado por Ginsberg y Kerouac que su gusto por la subjetividad de la consciencia en la literatura, el viaje de carretera y el viaje… en otros sentidos? Bueno, entonces no necesitamos más de una línea para encontrar ello en Thompson:


Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas. Recuerdo que dije algo así como:

—Estoy algo volado, mejor conduces tú…


Abiertamente y a primera vista podemos ver el compromiso del narrador con ambos tipos de viaje, pero también, si se escarba un poco más, con las técnicas narrativas de los Beats. Cuando leí En el camino, una de las cosas que me llamó la atención era lo ingenuo que tendría que ser para creerme todo lo que me describía Kerouac. A menudo era evidente que estaba exagerando, o al menos recordando las cosas de una manera torcida. Nadie logra invocar a Jesús mediante el Jazz, no literalmente. Hay algo raro ahí: un filtro Beat de la realidad. La música no es sólo música, la droga no es sólo droga, la verdad no es sólo la verdad. Todo está exaltado, revolucionado —es por eso que Kerouac transforma a trompetistas en ángeles y Thompson transforma Cadillacs en tiburones. ¿Pero por qué estoy aburriéndolos hablando de narradores excitados e desconfiables? Primero, para construir el puente entre los Beats y Thompson; segundo, porque es interesante que el autor haya podido filtrar la realidad de un modo tan libre cuando se suponía que era un periodista.


Cuando digo que Miedo y asco… es una consecuencia directa de la generación Beat, no me refiero sólo a que se parezca a los estilos narrativos desarrollados por aquellos. El estilo de vida en el que Ginsberg y compañía incurrieron durante los 50’s fue desenfrenado, pero subterráneo. La sociedad americana no estaba lista aún, en esos tiempos, para soltarse el pelo de la manera que lo haría en la siguiente década. De ahí que los libros de quienes nosotros ahora consideramos santos patronos de un importantísimo movimiento literario fueran vistos en sus años de origen como novedades y fruslerías. La contracultura no tenía la fortaleza, los símbolos de los 60’s todavía —los Morrison, los Hendrix, o incluso a la revista Rolling Stone, que a la postre patrocinaría las densas correrías de Thompson. Los Beats fueron la semilla que estalló en el verano del amor y en Woodstock y que murió, entre muchas otras muertes, la de la disolución y corrupción a manos de la droga, tal y como aparecen en Miedo y asco…


San Francisco a mitad de los sesenta fueron un lugar y una época muy especiales para quienes los vivieron. Quizá significase algo, quizá no, a la larga… pero ninguna explicación, ninguna combinación de palabras o música o recuerdos puede rozar esa sensación de saber que tú estabas allí y vivo en aquél rincón del tiempo y del mundo. Significase lo que significase…


Para quienes no hayan visto la versión fílmica estelarizada por Johnny Depp, quien fuera amigo del autor, la cosa va así. Thompson tiene que cubrir una carrera de motocicletas para Rolling Stone, pero tiene mejores cosas en mente. Él y su, ehm, abogado (¿?), un grotesco samoano llamado Dr. Gonzo, llenan la cajuela de su automóvil con éter, hierba, coca, peyote y pomelos (¿?) y parten para Las Vegas a darse un hospedaje que no pueden pagar. No es un libro en que la trama cuente gran cosa. Destrozan el cuarto de hotel, toman un automóvil ajeno, dejan un reguero de pólvora (y de otro polvo, más blanquecino éste) por todo el desierto de Nevada… En cierto momento el Dr. desaparece, dejando a Thompson solo, con la policía y las autoridades hoteleras detrás. Todo es un desastre, en otras palabras. Mas es de ese modo con una buena razón, aunque el saber si Thompson estaba atento a ella mientras hizo lo que hizo es discutible. Lo más probable es que sí, puesto que se tomó el tiempo de escribirlo todo y aun exagerarlo mediante el filtro subjetivista Beat del que les hablé al principio. Esa razón es descubrir el fracaso del sueño contracultural americano; ese sueño iniciado con Ginsberg, Burroughs y todos ellos.


Con el reciente estreno de The Great Gatsby en cines (en una versión con puntos positivos pero, en general, fallida) uno escucha mucho acerca de El Sueño Americano. Pero tal cosa no es sólo aquella noción que falló en los 20’s o que tomó nuevos bríos, aparentemente, después de la Segunda Guerra Mundial. El Sueño Americano es algo vivo, móvil, que cambia y fluctúa constantemente y que falla cada cuantas generaciones. Eso fueron los agridulces Beats, con sus delirios de mártir abandonado —una falla del sistema. Pero la libertad total que ellos tanto apreciaban tampoco resultó la solución después de todo, pues resulta que no todos ven mística en los viajes… Algunos ven sólo depravación, diversión, una oportunidad de joder al sistema y explotar en caos. Las ideas libertarias de la G. B. crearon a personas como Hunter Thompson, aventurados, sí, pero con un exceso de acceso a excesos —por ponerlo en aliteración. Y así vendrían más Sueños y más fracasos, como la generación X o como nosotros mismos, desilusionados, faltos de ideales. Es en momentos inciertos como este en que libros como Miedo y asco… son relevantes, puesto que nos confrontan con los peligros y las virtudes de hacer caso a las voces anárquicas que viven en nosotros.


Ay; este terrible galimatías. Desagradables recuerdos y malas recurrencias, alzándose a través del tiempo niebla de la calle Strawan… no hay solaz para los refugiados, no tiene objeto mirar atrás. La cuestión, como siempre, es ahora.

 Anagrama: $160
Vintage (inglés): $235
Disponible en:
-Gandhi
-Porrúa
-FCE
-El Péndulo

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