martes, 14 de enero de 2014

Matadero cinco

·         Slaughterhouse-Five or The Children’s Crusade 
·         Kurt Vonnegut [EU]
·         Primera edición:1969 
·         Novela

 ⋆⋆⋆⋆½

Todo esto sucedió, más o menos.

Quizá algunos estén familiarizados con el término Oscar Bait; para los que no, explico. Se dice que una película es Oscar Bait cuando sus temas son tan solemnes y/o políticamente correctos que la Academia no puede evitar darle una nominación —o sea, morder la carnada— sin importar que la película en sí sea buena o no (a veces lo es, como Schindler’s List, y a veces no tanto, como la infame Pearl Harbor). A lo largo de los años, una de las variaciones más básicas de este truco ha sido hacer películas sobre el Holocausto o sobre la II Guerra Mundial en general. Todos sabemos cómo van este tipo de películas —el enfoque recae siempre en el heroísmo de los Aliados (quizá con la excepción de Cartas desde Iwojima) o bien en el sufrimiento de las víctimas judías. La comunidad literaria no tiene Óscares, pero sí libros basados en temas similares cuyo melodrama llega a tal escala que muchos lectores no pueden evitar una lágrima. Hablando del Holocausto, tenemos El niño de pijama de rayas, El lector, La ladrona de libros, etc. La mayoría de las historias sobre el Holocausto son serias, temperadas, mientras que otras tienen una leve vena de ligereza corriendo por sus páginas. Unas son muy buenas y otras son, bueno, carnada. Pero nunca pierden de vista que están hablando de una tragedia, y que las tragedias se tocan con una mano en el corazón y otra en la glándula lacrimal.

Slaughterhouse-Five destruye todo eso. Para empezar, el enfoque está sobre un tipo que parece estar en la guerra por error y ser un completo inútil en ella; segundo, no hay heroísmo en ningún bando, y el sufrimiento está fuertemente matizado por una capa de absurdo y ridículo; tercero, el libro pasa tanto tiempo hablando sobre la guerra como sobre viajes en el tiempo y un planeta muy lejano, llamado Tralfamadore, “del cual vienen los platillos voladores”; cuarto, la gran tragedia bélica que acaece en el libro es un bombardeo sobre Dresden, que mató ciudadanos alemanes; quinto, lo que predomina en el lector es la risa. ¿Es esto una falta de respeto, una infracción al código moral del escritor? ¿Acaso hay tal cosa? Al menos yo no lo creo. Más bien siento aquí una terrible valentía por parte de Vonnegut: el valor de ver la mayor tragedia que presenció en su vida (porque él estuvo allí, en el bombardeo) con los únicos ojos que tenía, y que conservaría por el resto de su vida. Los ojos del humorista más ácido de las letras estadounidenses.

“¿Por qué yo?”
“Esa es una pregunta muy ‘terrícola’, Sr. Pilgrim.¿Por qué ‘usted’? ¿Por qué ‘nosotros’, si a esas vamos?¿Por qué cualquier cosa? Porque el momento simplemente ‘es’. ¿Alguna vez ha visto bichos atrapados en ambar?”
“Sí”.[…]
“Pues aquí nos tiene, sr. Pilgrim, atrapados en el ambar de este momento. No hay un porqué”.

Kurt Vonnegut —aprendemos en el primer capítulo— presencia el bombardeo de Dresden y decide escribir un libro sobre él, pero no sabe cómo. Sabe lo que vio, pero no puede extraer una historia coherente de ello porque “no hay nada inteligente que decir sobre una masacre”, así que decide cambiar el enfoque. El bombardeo de Dresden no será el escenario de la historia entera, sino un punto de inflexión en la vida de Billy Pilgrim, un tipo cualquiera que sufre episodios involuntarios de viaje en el tiempo debido a que fue secuestrado por aliens (o eso dice). Pilgrim no puede controlar a dónde ni a qué lugar del tiempo viaja, y tampoco puede ir a fechas más allá de su nacimiento y su muerte. Lo que los aliens le dicen a bordo de su nave es importante: no hay un porqué. Esa parece ser la conclusión del libro acerca de la guerra y sus atrocidades. Cada momento que vivimos, incluso los más terribles, son inevitables en su pertenencia a un macrocosmos que no entiende de razones y que no podemos comprender. Todo muy fatalista. ¿O no?

El libro, como será comprensible, salta en el tiempo continuamente, llevándonos de la destrucción de Dresden al tiempo que Pilgrim pasa en el hospital y a su vida posterior como oftalmólogo. Nunca parece verdaderamente feliz. La interpretación pesimista de esto puede ser que el trauma de la guerra impide que Pilgrim viva con satisfacción, ya que siempre termina recordando Dresden, y para encubrir su herida ha inventado esta charada sobre viajar en el tiempo. Esta hipótesis tiene su mayor evidencia en el hecho de que Pilgrim se vuelve fanático de la ciencia ficción durante su estancia en un hospital de veteranos. Pero también hay lectores que acabarán convencidos de que Pilgrim en verdad puede viajar en el tiempo. También hay evidencia a favor de esto, pero ya la descubrirán en el libro. En todo caso eso es lo de menos, lo importante es encontrar lo que esos viajes significan.

Podríamos pensar en un oscuro eterno retorno en el que no podemos controlar nuestras vidas, es cierto, pero es curioso que el libro ponga en lugares preponderantes no sólo los momentos amargos de la tragedia, sino también los breves instantes de paz y dulzura en medio de ella. De este modo Slaughterhouse-Five no se hace ilusiones, no disfraza a la guerra de asunto heroico tanto como de absurdo inevitable, pero tampoco se ahoga en el lodo de la desesperación. Vonnegut nos ofrece una salida terriblemente simple, que parece casi agridulce en su resignación: tratar de no causar ningún mal, y disfrutar los momentos buenos que la vida te da. Tomarlos, cuidarlos y no olvidarse de ellos, puesto que parecen ser nuestro único patrimonio ante un futuro incierto. La vida, termine como termine, es una suma de momentos, así que lo más sensato es tratar de sacarle jugo a los buenos. Si eso es triste o consolador ya será asunto de cada lector, pero lo cierto es que esta novela no es una burla —es una reflexión muy profunda hecha en la clave del humor. Y la clave del humor es, al fin y al cabo, una de las mayores luces en el camino aciago que es lo humano.

A Robert Kennedy, cuya casa de verano está a ocho millas de la casa donde yo vivo todo el año, le dispararon hace dos noches. Murió anoche. Así sucede.
Martin Luther King fue balaceado hace un mes. También murió. Así sucede.
Y cada día mi gobierno me da una lista de cadáveres creados con ciencia militar en Vietnam. Así sucede.
Mi padre murió hace ya muchos años —de causas naturales. Así sucede. Era un hombre dulce. Le gustaban las armas. Me heredó sus pistolas. Se oxidan.

Anagrama: $151
Dell Publishing (inglés): $121
Disponible en:
-Gandhi
-El Péndulo
-El Sótano

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